17 Mar
17Mar

En todos los viajes a Acapulco que he hecho con mi familia, siempre hay lugares icónicos a los cuales ir de ley. Desde el restaurante preferido por todos, donde el jueves pozolero y la botana no puede faltar, el puesto de jugos frescos para las mañanas calurosas, la misma zona de playa que tiene alimentos y bebidas a buen precio o el mirador donde podrás apreciar el atardecer, todos son parte de una rutina divertida. Pero hay un lugar que grita Acapulco a los cuatro vientos y que es una característica fundamental del puerto; La Quebrada.

Lugar que ha sido famosos desde la época dorada de Acapulco, y que ha sido grabado por cámaras de todo el mundo para su reproducción en distintos medios como televisión o cine, fue bautizado así por ser un acantilado donde el mar quiebra sus olas en él, para crear una atmósfera de peligro constante ante el poder del agua y las piedras filosas. Sin embargo, la gente que trabaja en el lugar tiene bien amaestrado todos estos peligros y buscan ganar dinero a pesar de ello.

¿Cómo ganan dinero? Uno toma una moneda, generalmente de 10 pesos, señala a los señores hábilmente parados en las rocas que lanzará la moneda, le dan la aprobación y cuando la brillante moneda cae al agua, es sinónimo que la persona se lanza de un clavado por ella, sin importar cuán peligroso sea. El asunto es que a veces se pierde por lo inclemente de la marea, pero es muy rara la vez que éstos clavadistas de altura pierden una propina, lo que hace más espectacular su habilidad. 

A pesar de que varias personas han salidos lesionadas o muertas de éste lugar, la tradición se mantiene y todos los años nuevos clavadistas son añadidos al roster de titulares, donde los más jóvenes rondan los 12 años e inician una carrera peligrosa, pero que les da satisfacción y un poco de dinero. Antes de la rutina circense, rezan a la Virgen de Guadalupe en su altar improvisado entre las negras rocas y se encomiendan a ella para cuidar su salud y bolsillo. 


Cuando éste espectáculo termine, podrás disfrutar de una rica comida o cena (dependiendo de qué hora sea) y encontrarás una gran variedad de alimentos y bebidas que te llenarán y te darán satisfacción y gasolina para lo que quede por hacer. Desde un pozole guerrerense, con pollo o puerco deshebrado y una botana de patitas de puerco, chiles rellenos de carne de res, queso fresco y una cerveza bien fría, hasta los típicos mariscos cocidos en limón, como camarón o pulpo, así como pescados fritos o si tienes suerte, un pescado entero a la talla, para hacerse unos tacos con salsa muy picante y vivir lo que un guerrerense habitualmente experimenta.


Recuerda que, dependiendo la fecha en la que quieras ir, mientras más cerca se encuentre al presente, menor posibilidad tendrás de conseguir un hotel y transporte para allá. Los boletos y reservaciones, mientras más lejos estén, más económicos serán y con ello tu bolsillo no se verá tan afectado, además de que habrá un montón de actividades más por vivir.




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